miércoles, 7 de octubre de 2009

CRISIS

Bajo poco a la playa, no sé si es porque la tengo demasiado cerca (tan cerca que casi puedo tirarme al mar desde mi balcón), cosa que es un privilegio, o porque soy de secano (más bien ésto segundo) .Yo para darme un baño se tienen que poner todos los astros de acuerdo: día con un poco de brisa, agua caliente, que no esté la playa a tope, que no haya ningún pelmazo/aza de esos que se te meten debajo de la sombrilla y te cuentan desde el día que nacieron en adelante… y más, en fin, como dirían algunos, que soy más “delicá que los pavillos”.
Bueno pues como a mediados de Agosto, en un día que prácticamente se cumplían todos los requisitos decido bajar a la playa, y conforme me voy acercando a la orilla comienzo a ver un numerosísimo grupo de gente agolpado. Por supuesto se me corta el cuerpo, no me atrevo ni a acercarme, me imagino que alguien se ha ahogado o se está ahogando,¿será un niño?, ¿será una pobre anciana? ¿o algún “saniter” de esos que vienen y empiezan a comer desde las 10 a.m y no acaban hasta las 10 p.m y que se le ha cortado la digestión? En fin que me pongo descompuesta y justo cuando me voy a girar para volver a la casa veo a unos niños que salen de la muchedumbre con unos “Júreles” en la mano. Levanto la cabeza y a lo que ven mis ojos no daba crédito.
En el mar venían flotando unas cajas de madera y sus tapaderas correspondientes y junto a ellas un montón de pescado flotando. La multitud en la que había gente de todas las edades, se peleaban entre ellos para coger al “pez más gordo”….
¡Me senté y ya no perdí puntada del mayor espectáculo del mundo! Vi: cómo mujeres le decían a sus maridos que subieran a la casa a por bolsas, y cómo éstos bajaban con los bolsillos llenos de ellas con logotipos de todos los supermercados y las llenaban a reventar. Vi: Y quizás ésta para mi fue la imagen más impactante, cómo una señora con el pelo impecable de peluquería, cargada de cadenas, reloj, sortijas, pulseras de oro, llevaba abrazados a su pecho unos 20 “júreles” al no tener bolsa. Vi : Cómo un niño detrás de mi sombrilla gritaba y pataleaba porque su abuelo no le dejaba meterse en el agua a coger los peces muertos, y al abuelo con cara de taparle los ojos al niño para que no viera ese espectáculo. Vi: Acercarse una barca hinchable, bajarse los tripulantes y llenarla de peces muertos. Oí : A una señora decirle a unos que estaban debajo de una sombrilla que llamaran a sus “fulanicos” que iban a hacer una barbacoa a la noche….
Yo no podía asimilar lo que veía y oía, solo pensaba que yo me he criado en la playa y que de toda la vida han llegado peces flotando a la orilla y que excepto algunos críos para jugar con ellos, a ningún adulto por muy humilde que fuera se le ocurría semejante cosa. Siempre la gente de la costa ha tenido dignidad y además entendimiento ¡ Digo yo!.
Al día siguiente me enteré de que en la plaza los “Júreles” estaban a 2 euros; probablemente por eso los tiraron del barco que los pescó y de ahí el espectáculo. Está claro que estamos en crisis y que no tenemos sentido del ridículo.
Al final la orilla quedó llena, eso sí, de los pezqueñines, de los que medían menos que un billete de 5 euros como anunciaba “La Tele”, ¡ eso sí civilizados y Europeos!! Aunque ese día yo solo vi a los “Peos”…
PAULA