sábado, 16 de mayo de 2009

GLAMOUR


Un día de Agosto de hace ya unos cuantos años, cuando aún mis hijos eran pequeños, decidimos hacer una excursión a Marbella, lugar donde vive una de mis hermanas que siempre se está quejando de lo poco que la visitamos estando tan cerca, cosa que es cierto; pero claro, ir a Marbella no es cualquier cosa, esto requiere un gran esfuerzo físico y más en una mujer tan presumida como yo.
Pues sí, hay que ponerse a la altura de las circunstancias, y los preparativos para la visita son algo así como asistir a un evento de magnitud extrema, como ir a una recepción real o presidencial, mucho mejor que a una boda o similar. Por supuesto el bolsillo hay que llevarlo a la misma altura (teniendo mucho cuidado de que ningún “ladrón de guante blanco” te lo deje tiritando, que es lo más normal ).
Fui a la peluquería, me compré un vestido, unos zapatos, bolso; me maquillé como nunca, pedicura, manicura etc etc … advertí a mis hijos que se comportaran para la ocasión y nos pusimos en marcha; me acompañaba mi cuñada y mi otra hermana . Hacia un día de mucho calor y en el coche empezó la aventura; no tenia aire acondicionado, por lo que, peluquería, maquillaje y vestido planchado se empezaron a ir al “garete”. Medio aguantamos el tirón y llegamos al destino; allí nos esperaba mi hermana, toda ilusionada, y su marido. Habían reservado para comer en un restaurante pizzería muy a la altura del lugar.
Primero dimos un paseo y después nos fuimos a comer; todo fue de maravilla. Cuando terminamos sobre las 6 p.m. seguimos dando un paseo, y cuando llevábamos una media hora andando, me dice mi hija la “extranjerilla” : ¡ Mamá ,me he dejado el aparato de los dientes en el restaurante! Cosa que hizo que el vino que me había tomado y que hasta ese momento me llevaba flotando como una burbuja en estado de bienestar y perfección, se bajara a mis talones y me hiciera reaccionar: ¿El aparato?¿ Pero dónde lo tenías? Me dice que envuelto en unas servilletas de papel…Dios mio! pensé, el aparato que llevo dos años subiendo a Granada ,más lo que me queda y ahora a empezar de nuevo(la niña lo llevó cinco años)….mi hermana la de Marbella diciéndome : ¡Madre mía! Pues te va a salir el día como si te hubieras ido 15 días a Cancún (que entonces, estaba de supermoda) con toda la familia.
Entonces, no me lo pensé. Me volví al restaurante a toda velocidad, cosa que hizo que me salieran mil rozaduras en los pies; llegué y me dirigí al camarero que nos había atendido, le expliqué mi problema; él me dijo encogiéndose de hombros : “Señora todo ha ido a la basura ,yo no he visto nada”. Me explicó que todo lo que era papel lo tiraban en un pequeño contenedor, y yo, que aún me pregunto de donde saqué fuerzas o como fui capaz, le pedí, por favor, que me dejara buscarlo. Él asintió ¡con cara de espanto! me llevó a la cocina; estaba llena de cocineros, ayudantes, camareros, gente que entraba y salía a toda prisa. No me turbé; allí, con mi peluquería, vestido nuevo, zapatos, bolso, maquillaje como nunca, manicura, pedicura y todo el personal empleado en el restaurante mirándome, empecé a rebuscar en la basura y por supuesto ¡lo encontré!.


Aún en mis noches de desvelo se me viene a la cabeza aquella valentía mía y las circunstancias que la rodearon y pienso que ese impulso lo he perdido y que hoy en día ya no lo volvería a hacer …porque si algo hay que reconocer es, ¡que tuve valor!
Paula

martes, 5 de mayo de 2009

El Psiquiatra


Todo empezó una tarde de primavera 6 p.m , venïa de Almuñecar con el coche cargado de niños ; mis hijos más agregados . Al pasar por el túnel de Taramai , la cabeza me dio un vuelco ,fue como un mareo o como una especie de “paralí” (así lo llamaríamos por nuestra zona).Noté que no sentía nada ,ni piernas ,ni brazos ,ni cabeza , ni sangre en mis venas , ni aire en mis pulmones ,ni saliva en mi boca , ni lágrimas en mis ojos ,ni ruido en mis oídos ; puse el intermitente a la derecha y quedé en el arcén paralizada ; solo sentí una cosa ,la llamada de la responsabilidad (llámense niños ,unos gritando ,riendo , peleando ,llorando, otros atragantándose con un caramelo ,alguno contándome una historia … un pequeño infierno entrañable pero que hasta ese momento nunca me había afectado ) .

Puse de nuevo , con mucho miedo y muy despacio el coche en marcha … Llegué a mi punto de destino , muy, muy preocupada .Lo comenté a la familia y todos horrorizados me dijeron : Tienes que ir a un médico ,que te haga un chequeo, a saber lo que tienes . Vamos , me pusieron que al día siguiente no me hacía falta coger el coche ,solo con ver uno pasar ya me daba el “paralí”.

Y empezó mi peregrinación: análisis de sangre, radiografía de cervicales , ginecólogo , prueba de embarazo ( terrible la espera de este resultado ), otorrinolaringólogo y oculista, que fue el que sin pensarlo me dijo : ¡Te aconsejo que vayas a un psiquiatra! Yo creo que has tenido un ataque de pánico . Y con estas palabras concluyó …

Me hacía poca gracia el diagnóstico ,pero no podía ni acercarme al coche y me puse manos a la obra ;me aconsejaron un neuropsiquiatra de Granada , me dieron el número de teléfono ,llamé, y mi hermana me acompañó. Nos fuimos en la “Alsina” ,el coche aparcado en la cochera . Al llegar a Granada ,caí en la cuenta de que no tenía la dirección de este señor , ni su nombre ,solo el teléfono ,y pensé (mi hermana también lo pensó) : Pues sí que me hacía falta ir a ver a este señor ,que vengo sin dirección ,sin nombre … sí que estoy ….bueno llamé explicando mi despiste y una señora muy amable y me imagino que acostumbradísima a todo tipo de llamadas ,me indicó el paradero . Llegamos, la sala de espera estaba muy concurrida y me llamó la atención que nadie hablaba y que todos observaban . Todo el mundo en orden ,cosa que me hizo pensar que los que transitaban aquella tarde las calles y pitaban desde sus coches e iban deprisa eran los que necesitaban realmente ir a esa visita y no los que estábamos allí ,todos tan formales y educados .

Cuando llegó mi turno , entré , el doctor era un hombre mayor y con poca familiaridad; me hizo muchas preguntas , me mostró las típicas imágenes de manchas para que le diera mi significado(eso lo dejaremos para otro día) , me dijo frases muy seguidas ,para que yo retuviera las que me llamaran más la atención . Yo no retuve apenas ninguna (esto aumentaba mi preocupación ante mi diagnóstico )…y algunas cosas más . Al final ,me diagnosticó “Fobia con ansiedad” me atiborró a pastillas y 20000 pts .

Empecé el tratamiento y aquello no os podéis imaginar … yo era entre un zombi y una auténtica “colgá”. A los pocos días me surgió un viaje a Madrid y menudo viajito. Nada más llegar salimos del Hotel y vamos a coger un taxi mi “Sposo” y yo; miro tranquilamente a mi derecha y veo a mi “Sposo”(indignado) haciéndome señas desde la ventanilla de otro taxi distinto al cual yo ya estaba acomodada y a los taxistas retorciéndose de risa y con comentarios a lo bajini: “mira la rubia , lo quiere perder de vista”! Vamos a un restaurante y me veo partiendo un filete con dos cuchillos (uno en cada mano); fuimos al “Corte Inglés” y yo ¡subiendo por las escaleras que bajaban! Mi “Sposo” con una paciencia ante mi surrealismo! Aparte es que me quedaba dormida hasta de pie!

Decidí dejar el tratamiento y vencí la fobia poco a poco ; era todo nervioso y una época en la que estaba un poco agobiadilla .

Curiosamente un día por azar en la consulta de otro médico , y eso que yo no voy nunca a ninguno(me pase lo que me pase) ,cayó en mis manos el “Ideal” y repasándolo en la sección de “Esquelas” me encontré el nombre del neuropsiquiatra ; había muerto ese día y pensé : ¡Nunca me hubiera enterado de esta noticia , yo no compro este periódico! Y pensé de nuevo: Bueno esto querrá decir que este hombre nunca me dio el alta y ahora viene a recordármelo…..en fin ,me quedé de nuevo un poco para ir a él…..